Variedades de vid ‘PIWI’. ¿Qué son?
La mejora varietal para hacer frente a las enfermedades de la Vid
Enfermedades fúngicas como el mildiu (Plamopara viticola) y oídio (Uncinula necator) causan graves pérdidas en el viñedo mundial. Alguna de las dos, o ambas, aparecen de una forma endémica en la mayor parte de las zonas vitivinícolas. Los métodos de control de estas dos afecciones están basados en la aplicación de fungicidas a base de cobre y azufre. La aplicación de azufre no está limitada, aunque tiene una serie de inconvenientes como la afecciones para el aplicador (es irritante para los ojos, las vías respiratorias y la piel), derivas en su aplicación si existen las mínimas condiciones de viento, fitotoxicidad cuando la temperatura y humedad son elevadas y posibles efectos adversos para la fauna auxiliar. Por otro lado, la aplicación de cobre está limitada a 4 kg/ha y año en agricultura con certificación ecológica, pudiendo ocasionar similares inconvenientes que la aplicación de azufre.
Además, los residuos que quedan en la uva de este tipo de fungicidas pueden causar problemas posteriores en la fermentación de los mostos y en la aparición de aromas desagradables. Por tanto, conseguir un producto final de calidad con bajas o nulas concentraciones de estos compuestos y más sano en comparación con la producción convencional es un reto para el sector vitivinícola.
En los últimos años, han aparecido diferentes iniciativas para la mejora del material vegetal de vid, obteniendo nuevas variedades resistentes a factores bióticos tales como el mildiu y el oídio. A estas variedades se las conoce con el nombre de variedades PIWI, obtenidas por cruces interespecíficos del género Vitis vinifera con otros géneros de Vitis ssp. El término PIWI es un vocablo de procedencia alemán (Pilzwiederstandsfähig) que es sinónimo de resistencia a hongos entre los que se encuentran el oídio y el mildiu, reseñados anteriormente. Estas variedades no pretenden proporcionar un cultivo con cero tratamientos, ya que la propia evolución de los patógenos puede superar en mayor o menor medida los mecanismos de resistencia que se introducen en las variedades. Por lo tanto, dependiendo de la presión de la enfermedad, las aplicaciones fitosanitarias se reducirían considerablemente, con el consiguiente beneficio económico y ambiental que ello supone.
El vino obtenido con las variedades obtenidas mediante cruces con géneros no viníferas tendrá que mostrar unas características organolépticas óptimas en las que no exista un marcado sabor «foxé» (metil antrianilato), un elevado aroma a confitura de fresa (furaneol) y un contenido de alcohol metílico inferior a los niveles máximos permitidos por la UE.
En España estas variedades están en fase de experimentación no pudiéndose cultivar a nivel comercial. Algunos nombres de estas variedades son: Fleurtai (blanca), Soreli (blanca), Sauvignon Rytos (blanca), Sauvignon Kretos (blanca), Sauvignon Nepis (blanca), Cabernet Eidos (tinta), Cabernet Volos (tinta), Merlot Khorus (tinta), Merlot Kanthus (tinta)¿ Estas variedades han sido obtenidas por el Instituto de Genómica Aplicada y la Universidad de Udine, en Italia. Algunas de estas variedades, cruces de variedades francesas, ya están autorizadas en Francia e Italia, elaborándose vinos comerciales de gran aceptación en estos países. En España, también se está trabajando en la obtención de variedades PIWI con las variedades autóctonas más conocidas, pero el proceso de obtención, estudio, testado y autorización es muy largo. Habrá que esperar muchos años para que una variedad PIWI cruce de variedades autoctonas se puedan utilizar en nuestra zona, pero es bueno que el sector conozca lo que es una variedad PIWI y vaya sonando entre viticultores y bodegueros.