Sistemas de conducción y evolución en especies leñosas
Un análisis de la evolución de los sistemas de conducción de las diferentes especies de fruta dulce y de fruta seca, muestra de una forma inequívoca la tendencia a la intensificación, asociada de forma inequívoca a una mayor eficiencia y sostenibilidad. Destacar entre otras ventajas la reducción del período improductivo, la mecanización más o menos importante según especies de operaciones como la poda y la recolección y la mayor eficiencia de los inputs, en particular de los tratamientos fitosanitarios, el agua y los fertilizantes.
Es decir, sistemas más eficientes y por lo tanto más sostenibles tanto desde el punto de vista medioambiental como de las rentas de los productores, en particular en cultivos con buenas perspectivas como los frutos secos. Las diferentes especies de fruta dulce han marcado hace décadas la pauta hacia una intensificación progresiva de las plantaciones, árboles más pequeños y copas bidimensionales, ante la necesidad imperativa de reducir los costes de producción y en particular de la mano de obra para la poda, el aclareo de frutos y la recolección, operaciones más difíciles de mecanización integral.
El manzano ha sido la especie de referencia por disponer ya desde principios del siglo XX de un patrón enanizante como es el M9. En los frutos secos el coste de la recolección no es el más importante, dado que permiten un grado importante de mecanización, por lo que la transición hacia sistemas más intensivos ha sido más lenta. Así en almendro, las primeras plantaciones en alta densidad con el uso del patrón enanizante RP-20 se realizaron hace poco más de 10 años; en la actualidad se cuenta con más de 5.000 ha a escala mundial, principalmente en España y Portugal.
En este caso el modelo seguido se basa conceptualmente en el seto del olivo iniciado hace 25 años de la mano de Agromillora. Se basa en árboles con copas de pequeño volumen y bidimensionales para facilitar la mecanización, en particular la poda y la recolección con máquinas cabalgantes.
Sistemas de conducción y evolución en avellano
El avellano se ha cultivado tradicionalmente sobre sus propias raíces con variedades bien adaptadas a las diferentes zonas de cultivo. En lo referido a sistemas de formación, el más común en todo el mundo ha sido el vaso de volumen variable, amplios marcos de plantación (10 x 10, 8 x 7, 7 x 6, 6 x 5 m…), árboles multi-tronco o con múltiples pies, lo que con la poda oportuna permite la renovación y longevidad de las plantaciones.
Las operaciones de poda se realizan manualmente con la eliminación de troncos o ramas secas y el aclareo de la base del árbol. En este sistema muy extensivo los árboles apenas se podan durante los primeros 5 o 10 años. El hecho de utilizar bajas densidades de plantación, a pesar de mecanizarse completamente la recolección, conlleva a una lenta entrada en producción. La utilización de árboles multi-tronco y voluminosos encarece los costes de producción, en particular la mano de obra para eliminación de rebrotes y conlleva además a que los tratamientos fitosanitarios sean poco eficientes.
Con el envejecimiento de las plantaciones y el no control del volumen de copa éste se incrementa progresivamente, aumentando las áreas de sombreo o improductivas, disminuyendo tanto la productividad como la rentabilidad al igual que ocurre en otras especies de frutos secos.
Realizando una mirada retrospectiva a lo acaecido en otras especies leñosas es evidente que queda un largo camino por
recorrer en los referido a sistemas de conducción y que este camino pasa por la progresiva intensificación de las plantaciones. Ello posibilita una entrada en producción más rápida, la mecanización de la poda y una reducción de los costes de producción, manteniendo la productividad.
Esta transición hacia árboles más pequeños se inició hace más de una década en Estados Unidos (Oregón) y Chile, donde se pasó en algunas plantaciones comerciales a marcos de plantación más estrechos (5 x 3 o 5 x 2,5 m) para reducir el periodo improductivo, sin apenas poda los primeros cinco años, para pasar a eliminar la mitad de los árboles a partir del 5º año. Esta experiencia ha servido de base para la propuesta productiva que se expone a continuación del avellano en seto, mejorándola gracias a la aplicación de la poda anual desde la plantación para así controlar el volumen de copa, adaptarla al espacio asignado y al mismo tiempo reducir el período improductivo sin la necesidad de eliminar la mitad de los árboles.
Considerando los países donde la innovación en la tecnología del cultivo es mayor, se aprecia en los últimos años una clara tendencia en el diseño de las nuevas plantaciones que se traduce en:
- Mayores densidades de plantación con la reducción de las distancias entre líneas y entre árboles, pasando a marcos de hasta 5 x 2 m lo que supone un incremento de la densidad de más del 400% y consecuentemente una entrada en producción más rápida.
- Árboles de menor volumen con copas controladas mediante poda mecánica y más eficientes en el uso de inputs.
- Plantaciones mono-tronco que facilitan el mantenimiento y la poda, reduciendo los costes de producción.
- Cultivo mayoritariamente de las variedades sobre sus propias raíces sin injertar.
- Desarrollo de nuevas variedades, principalmente en Oregón (USA), que aportan resistencias a determinadas enfermedades fúngicas y bacterianas y mejoras en la producción, el calibre y la calidad organoléptica de los frutos.
La experiencia del avellano en alta densidad y el modelo propuesto
El almendro en seto o SHD (Super High Density), ha constituido el modelo de referencia para el desarrollo del avellano en seto o en alta densidad. Pero es preciso especificar algunas diferencias notables entre especies y que afectan al sistema de conducción:
El avellano produce sobre madera de un año, es decir del año anterior, similar al olivo, por lo tanto, diferente de la mayoría de las variedades de almendro que producen en ramilletes de mayo.
La hoja es de tamaño considerable en comparación con el almendro, por lo que la distribución de la luz en el interior de la copa merecerá una especial atención al diseñar la forma, definir el volumen de la copa y la poda a realizar en árboles adultos. Los períodos de diferenciación, inducción floral, crecimiento de la cascara y del grano son diferentes a los del almendro y deberán tenerse en cuenta en el momento de realizar las podas en verde.
La recolección no se realiza con máquinas cabalgantes lo que permite un mayor volumen de copa y una forma geométrica diferente (Figuras 12 y 15). El avellano junto con el pistachero son las especies de fruto secos que se ha incorporado recientemente al modelo de plantaciones en alta densidad. Así la primera plantación de avellano en alta densidad se realizó en la Finca Experimental de La Porchina (Mequinenza, Zaragoza), en base a la experiencia del almendro en seto iniciada en el año 2013. Las características de la parcela de ensayo son las siguientes:
- Plantación de las primeras variedades en otoño 2015. En 2020 se encuentran en su quinto año de plantación.
- Portainjerto: ‘Dundee’ para algunas variedades, aunque mayoritariamente se trata de variedades autoenraizadas.
- Marco de plantación: 3,5 x 1,20 m (2.381 árboles/ha), similar al utilizado en almendro en seto.
- Sistema de formación: seto con despuntes progresivos en verde.
- Tipo de árbol: monotronco.
- Variedades: europeas y americanas, injertadas o sobre sus raíces con plantones de una altura de 45 cm.
Diseño y manejo de la plantación en alta densidad: factores a considerar
El diseño de la plantación es básico para obtener producciones acordes en cantidad, calidad y durabilidad en el tiempo acordes con el potencial productivo de la variedad. Se exponen a continuación los principales factores a considerar para el diseño de una plantación en alta densidad, considerando también las variedades.
Producción de planta, variedades y polinizadores
La disponibilidad de plantones de calidad garantizada tanto desde el punto de vista de la autenticidad varietal y de su estado sanitario es clave para la moderna fruticultura y por supuesto en avellano. Esta especie se ha cultivado tradicionalmente sobre sus propias raíces y el uso de planta injertada es minoritario en comparación de otras especies leñosas.
Tradicionalmente el origen de la planta era a partir de los rebrotes de la base de los árboles en plantaciones comerciales, lo que condujo a un deficiente estado sanitario y frecuentemente a la mezcla de material vegetal de la propia variedad con el procedente de frutos germinados.
Desde hace ya varias décadas la situación mejoró sustancialmente gracias a la producción de planta de vivero por corte, recalce y anillado. Así el origen de la planta madre está controlado y también la autenticidad varietal/clonal y su estado sanitario, con la producción de los autoenraizados en campo abierto con una tecnología similar a otras especies frutales como el manzano.
Este sistema de producción expone a la planta a factores bióticos del suelo y del ambiente lo que puede afectar a su estado sanitario que será más difícil de controlar y garantizar. Contrariamente, ya desde hace décadas se están utilizando otras técnicas de propagación como la micropropagación o propagación in vitro.