Riesgos asociados al cambio climático en el olivar
La gestión del agua de riego, las plagas y las enfermedades son riesgos asociados al cambio climático que preocupan a olivicultores y administraciones
Disponibilidad y calidad del agua de riego
El aumento de la evaporación y el incremento de la variabilidad del clima afectara la disponibilidad de agua. La reducción de pluviometría asociada a un incremento de la población creara una competición mayor, entre agricultura, industria y zonas urbanas, por los recursos hídricos que cada vez más escasos. Una menor cantidad de lluvia reducirá la recarga de los acuíferos y aumentará la variabilidad de los volúmenes de agua almacenada en los pantanos.
Por lo general, se prevé que el volumen de agua disponible de los pozos o ríos para el riego disminuya. Los pozos cada vez tendrán que ser más profundos, hoy en día ya existen pozos a 700 metros en zonas del sur de Italia y de 1.000 metros en Arabia Saudita. El agua será más escasa, con períodos en los que no se pueda abastecer la demanda hídrica diaria del cultivo. En la época estival habrá mucha demanda y la necesidad de pozos más profundos aumentará los costes de la inversión y los costes anuales de bombeo, incrementando los costes de producción y reduciendo la rentabilidad del proyecto.
La reducción de la lluvia tendrá un efecto en el suministro de agua superficial y subterránea. En algunas zonas el impacto de una reducción de lluvia del 15 % puede significar una disminución de recarga del acuífero del 50 % y del caudal de los ríos del 40 % lo que aumentará el riesgo de salinidad.
La calidad del agua de riego disminuirá, aumentando la intrusión marina en los pozos cercanos al litoral por lo que la mayor evaporación provocará una disminución del caudal de los ríos. La regulación de los caudales ecológicos de los ríos disminuirá el agua disponible para el riego, y el menor caudal disminuirá la velocidad del agua, que provocará un incremento de salinidad y proliferación de algas. Ese aumento de salinidad implicará la necesidad de aplicación de dosis de lavado, lo que significa un mayor volumen de agua necesario para el cultivo. Una mayor presencia de algas implicará la necesidad de instalar mayores y mejores sistemas de filtración, aumentando el coste de la inversión.
Un incremento de CO2 vendrá asociado a un mayor crecimiento vegetativo y de productividad del olivo, como consecuencia requeriría un mayor volumen de agua.
Se prevé una reducción de las dotaciones de agua (m3/ha) y una mayor variabilidad en la seguridad por parte de la administración en el suministro de las dotaciones anuales. La desalinización del agua de mar o de capas freáticas salinas es y será una práctica para considerar en ciertas zonas, como por ejemplo en la actualidad en el sur de california (Bakersfield).
A pesar del incremento de la temperatura ambiental, el principal factor y preocupación de los olivicultores y administraciones es la disponibilidad de agua de buena calidad para el futuro.
Otros riesgos asociados
El cambio climático aumentará la posibilidad de nuevas plagas y enfermedades en cada región de cultivo debido al cambio en las condiciones locales y a la posibilidad de modificación de los enemigos naturales que en la actualidad las controlan. Además, se puede producir un cambio en el ciclo biológico de las plagas y enfermedades actuales que pueden originar daños severos más difíciles de controlar.
La época de recolección se adelantará, la maduración será más rápida y se reducirán las diferencias en las fechas en que las distintas variedades maduren. Esto originará problemas logísticos de recolección ya que se necesitará más maquinaria, de transporte y en la recepción y procesado de las almazaras. Se prevé una mayor necesidad de máquinas de recolección para cosechar en el punto óptimo de madurez y, al mismo tiempo, la necesidad de ampliar la capacidad de recepción y procesado de las almazaras que representará un aumento importante en la inversión del proyecto.
El cambio climático en general afectará a la producción y calidad del aceite producido. Será necesario una adaptación del manejo de la plantación a las nuevas condiciones de temperaturas más altas, menor disponibilidad de agua, presencia de eventos extremos adversos e incremento de la salinidad del agua de riego.
Un incremento de temperatura provocará más sequía lo que reducirá el crecimiento de las plantas autóctonas en medio de las calles de la plantación y alrededor de la parcela. Por lo que aumentará el riesgo de erosión por el viento, sobre todo en texturas arenosas.
El incremento de eventos puntuales de lluvias torrenciales provocará una mayor erosión por el impacto de las gotas de lluvia y por la escorrentía, que se verá aumentada por la carencia de una cubierta vegetal natural. En las zonas donde se produce una reducción del crecimiento de las plantas el carbono orgánico del suelo disminuirá.
La variación en la cantidad de lluvia, la distribución y la intensidad, asociada con la cubierta vegetal autóctona, provocará cambios sustanciales en el paisaje, hidrología y riesgos de salinización de cada zona olivícola en particular.
Debido a una mayor sequía en general (temperaturas más altas y menos lluvia), el período del riesgo de heladas puede extenderse varias semanas y, los días de inicio y final desplazarse. En las regiones cercanas al mar y debido a su influencia, el riesgo de heladas disminuirá con el aumento previsto de temperaturas.
Las salinizaciones secundarias, debido a la elevación de capas freáticas salinas, disminuirán al reducirse la cantidad de lluvia total. Aunque pueden aumentar temporalmente durante períodos de lluvias torrenciales en que se producen recargas bruscas de los acuíferos.
Las condiciones ambientales más secas y cálidas aumentaran el número de días y la intensidad de riesgo de incendio.