Adaptaciones del olivar al cambio climático

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Adaptaciones del olivar al cambio climático

La posibilidad de adaptarse al cambio climático depende de la habilidad de utilizar los recursos para producir de manera sostenible

Para poder combatir los efectos del cambio climático, será necesario trabajar en la sostenibilidad del olivar con el objetivo de incrementar la productividad y el beneficio económico, sin disminuir los recursos naturales existentes.

Existen diferentes niveles de adaptación al cambio climático. Estos incluyen:

a) El ajuste de las prácticas de manejo actuales e incorporación de nuevas tecnologías.

b) Cambios en los sistemas de producción.

c) Reubicar la producción en zonas más favorables, aunque signifique un aumento de la complejidad, coste y riesgo de la empresa agrícola.

El proceso de adaptación incluye:

a) La mejora en las prácticas de riego.

b) La gestión y regulaciones por parte de las administraciones en el uso eficiente del agua.

c) Cambio a variedades de olivo que aporten más beneficio y en consecuencia una revalorización del volumen de agua utilizada.

El hecho de que el olivo sea una especie mucho más rustica que la mayoría de los frutales (manzanos, perales, almendros) y con una necesidad significativamente menor de agua y una mayor resistencia a la salinidad, hace pensar en un aumento futuro de la superficie del olivar debido al arranque de las otras especies frutales.

Diseño de la plantación

En el diseño de la plantación será necesario un estudio detallado de las características de las variedades y su ubicación en la parcela, las variedades más vigorosas resistirán mejor las condiciones adversas. El diseño de la plantación estará condicionado en diferentes aspectos como: la orientación de las hileras, el sistema de riego, caudales máximos diarios, etc.

En regiones en las que en la actualidad ya se producen altas temperaturas, el incremento de 2ºC a 4ºC puede ser que requiera un cambio en la orientación. Las hileras estarán ubicadas de este-oeste en lugar de estarlo de norte-sur para evitar el exceso de temperatura sobre la vegetación debido a la radiación solar durante la tarde. En las plantaciones con riego, las altas temperaturas provocan un aumento de la evapotranspiración y, en consecuencia, se prevé que las dosis máximas y totales de riego aumenten (diseño de riego con tuberías y sistemas de bombeo más grandes).

 

Gestión de las balsas para reducir al máximo las pérdidas por evaporación
Gestión de las balsas para reducir al máximo las pérdidas por evaporación

 

Las acciones que los productores pueden poner en práctica para reducir el impacto del cambio climático en la finca y prepararse para el futuro son:

– Utilizar variedades de olivo con un sistema radicular potente y profundo para explorar el perfil del suelo y, evitar las variedades con sistemas radiculares débiles y superficiales.

– Diseñar e instalar sistemas de riego con la máxima eficiencia (goteo subterráneo, a pulsos).

– Seleccionar las zonas más adecuadas dentro de una misma región olivícola. Utilizar predicciones climáticas temporales y a largo término.

– Diseñar el riego como herramienta de manejo en situaciones de heladas y eventos de altas temperaturas (olas de calor).

– Mejorar la eficiencia de los sistemas de distribución y conducción de agua dentro de la finca (evitar pérdidas por evaporación y en las uniones).

– Diseñar embalses y recogidas de agua según las lluvias actuales y futuras considerando las ratios de evaporación.

– Reducir las pérdidas por evaporación de los pantanos y balsas, utilizando cubiertas flotantes y/o laminas sobre la superficie.

– Instalación de setos corta vientos.

– Explorar la posibilidad de utilizar aguas residuales (urbanas, agrícolas, industriales) tratadas para el riego.

– Diseñar entre las calles y los caminos sistemas para captar y aprovechar el agua de lluvia.

– Instalar plantas desalinizadoras para reutilizar aguas salinas.

– Aumentar las inversiones en tanques y embalses de acumulación de agua.

– Instalar mallas de sombreo para reducir la temperatura y la evaporación.

Es necesario la puesta en práctica de técnicas agronómicas que permiten regular el crecimiento de la vegetación, la cantidad de producción y las características en la composición de la aceituna. La aplicación del déficit regulado de riego es una técnica para reducir el vigor de la vegetación que incrementará la iluminación del seto y, en consecuencia, modificará la composición del aceite. Uno de los desafíos a afrontar en todas las regiones olivícolas será la relación entre el incremento de la calidad del aceite, a pesar del aumento de las temperaturas; y, el manejo efectivo del riego, y los nutrientes, disminuyendo el volumen de agua aplicado en períodos fenológicos específicos.

En situaciones extremas puede ser necesario la aplicación, vía foliar, de productos antiestrés para evitar quemaduras en las aceitunas y hojas. Si se dispone de agua, es recomendable realizar riegos por encima de la ETc del cultivo para obtener un mayor volumen de vegetación y realizar un sombreamiento de las aceitunas.

Las prácticas de manejo como el no cultivo y la aplicación de mulching presentan aspectos beneficiosos en capturar el CO2 atmosférico, almacenarlo en el suelo e incrementar el contenido de materia orgánica.

Algunas técnicas de manejo para mejorar los parámetros nutricionales y de retención de agua del suelo juntamente con la retención del carbono son: triturar los restos de poda y dejarlos en la superficie del suelo, realizar el compostaje del alperujo, juntamente con otros vegetales y, la utilización de cubiertas vegetales y posteriormente la siega.

 

La utilización de las cubiertas vegetales reduce la temperatura del suelo
La utilización de las cubiertas vegetales reduce la temperatura del suelo

Algunas técnicas que se pueden utilizar son:

– El uso de sensores de temperatura para controlar la temperatura en la parte vegetativa y en las aceitunas. Utilizar el riego (micro aspersores y aspersores) para gestionar las temperaturas extremas.

– La recolección durante la noche o evitando los momentos del día de máxima temperatura para que las aceitunas lleguen a la almazara con la menor temperatura posible.

– Mejora de la programación de riegos basado en la humedad y el tipo de suelo, el coeficiente de cultivo y la evaporación y, aplicar el déficit regulado de riego.

Reducir la evaporación del suelo a través del mulching y/o plástico en la hilera de plantación.

– Utilizar herramientas tales como modelos de crecimiento y fenológicos del cultivo, estimación de producciones, para definir ratios de fertilización y mejora del suelo.

– Reducir la limitación física y química que limitan el desarrollo radicular, realizando subsolado, aplicación de yeso, materia orgánica, instalación de drenajes, realización de caballones, etc.; para mejorar la estructura, las condiciones de pH y salinidad del suelo que aumentarán la capacidad de retención de agua del suelo.

– La monitorización de la salinidad y sodicidad a nivel de parcela, serán factores a considerar de forma habitual en el futuro.

Investigación y desarrollos futuros

La investigación y desarrollo para la obtención de nuevas variedades, tiene que enfocarse en proyectos para buscar variedades más resistentes al estrés hídrico, salinidad y resistencia a períodos de altas temperaturas.

Modificaciones en la cutícula de las hojas, presencia de ceras, mejor control estomático, etc. serán aspectos fisiológicos sobre los cuales se tendrá que investigar a través de las técnicas habituales de hibridación y juntamente con la modificación genética. Es recomendable la realización de ensayos con las variedades actuales para ir recopilando información de la resistencia al estrés hídrico, eficiencia hídrica y adaptabilidad a las altas temperaturas.

Para mitigar los efectos del cambio climático existe una necesidad de investigación y desarrollo en aspectos como:

– Las proyecciones del clima a escala local.

– Adaptaciones para un corto y medio plazo de la variabilidad del clima.

– La mejora en la predicción meteorológica.

– Un mejor conocimiento de los impactos del clima a largo término sobre los sistemas de producción y manejo del olivar.

– Oportunidades para reducir emisiones.

– Mejorar el conocimiento del impacto climático en el pasado y en el futuro.

– Optimizar los caudales medioambientales de los ríos y buscar sinergias con los caudales disponibles para el riego.

– Las autoridades de gestión del agua deben consolidar zonas de riego con la mejora de la infraestructura en los sistemas de distribución para asegurar la disponibilidad de agua y reducir el coste por metro cubico.

– Disponer de variedades con más resistencia fisiológica a las altas temperaturas, con menos requerimientos de horas de frío y más tolerancia a niveles de pH, boro, aluminio y sodicidad fuera de los parámetros normales. Variedades que mejor aprovechen el efecto fertilizante del aumento de CO2 atmosférico para mejorar el uso del agua.

 

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