Influencia del cambio climático en el olivar

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Influencia del cambio climático en el olivar: Variables Climáticas

Las alteraciones en la producción agrícola asociadas al cambio climático dependerán del lugar y tipo de cultivo

Durante los últimos 260 años la superficie de la tierra se ha calentado 1,5°C y es muy probable que la mitad del incremento de temperatura sea causado por actividad humana con el aumento de los gases de efecto invernadero. En este período la concentración atmosférica del CO2, ha aumentado de 260 a 400 partes por millón (ppm). La acumulación de CO2 en la atmosfera, continua en valores elevados a pesar de los acuerdos internacionales y si los niveles actuales de emisiones continúan, la temperatura global puede aumentar otros 2,6°C a 4.8°C en el final del siglo.

Un calentamiento superior a 2°C presenta importantes riesgos al medio ambiente y en consecuencia a la sociedad.

Temperatura global de la superficie de la tierra desde 1750 (Sudmeyer R, et alt.).

En muchas regiones se ha observado un aumento de la temperatura media anual de 1°C y una reducción significativa de la lluvia, estas condiciones más áridas han aumentado el riesgo de heladas y de incendios. Hay un consenso entre los científicos que las actividades humanas, especialmente las que incrementan la emisión de gases con efecto invernadero, son las responsables del cambio climático. La literatura científica indica que debe realizarse un esfuerzo global para reducir las emisiones rápidamente y de manera significativa o los efectos del cambio climático serán profundos.

El deseo internacional de limitar el calentamiento global a menos de 2°C parece difícil de conseguir y, una situación mundial con un incremento de más de 2°C representa muchos desafíos para la sociedad actual. La mejor opción para limitar el impacto del calentamiento global es la reducción de los gases invernadero y mantener la concentración del dióxido de carbono atmosférico (CO2) por debajo de 450ppm, sin embargo, es posible considerar incrementos de hasta 4°C y 5°C.

Impacto del calentamiento global

Es probable que los impactos del cambio climático en la olivicultura sean diversos, locales y temporales, y que en muchas regiones presenten riesgos de pérdidas de producción, especialmente las regiones que en la actualidad ya presentan alguna limitación.

Los efectos del cambio climático variarán de forma regional y tendrán una afectación diferente a cada empresa agrícola, pero todas tendrán que gestionar algún nivel de afectación. Las explotaciones que actualmente ya se encuentran en zonas limitantes o limítrofes respecto al clima ideal, serán las más afectadas. El cultivo del olivo es una de las actividades agrícolas principales en muchas regiones de países con clima Mediterráneo. Por sus características climáticas ya presenta unos riesgos intrínsecos elevados: sequias prolongadas, pérdida de materia orgánica en el suelo, erosión, desertificación y reducción de los recursos hídricos. El cambio climático acelerará y aumentará los efectos negativos de estas acciones y algunas de las consecuencias inmediatas pueden ser: el incremento de costes productivos, la disminución de la producción y, en algunas situaciones el abandono de las parcelas. Por el momento, las consecuencias previsibles del cambio climático en el olivar son diversas y afectan al desarrollo del olivo y al aceite producido.

Los ajustes al cambio climático van a suponer una mayor inversión en la puesta en marcha del proyecto olivícola (pozos más profundos, mejores sistemas de filtrado, mayor dimensionado de las almazaras, etc.) y unos costes superiores durante la gestión anual, por lo que los costes de producción de un litro de aceite van a ser superiores que en la actualidad.

Está previsto que los impactos del cambio climático continuarán e incluso se acentuarán debido a los gases invernadero como resultado de la actividad humana (dióxido de carbono, metano, óxido nitroso). Por lo tanto, es necesario establecer diversos modelos de temperaturas históricas y futuras en las diferentes regiones olivícolas para adelantarse a las posibles consecuencias.

El nivel y la extensión del incremento de las temperaturas, juntamente con el impacto de la reducción y variación de la distribución de las lluvias, serán los factores clave que tendrán un mayor impacto y necesitarán de unas estrategias de adaptación. Los olivicultores, juntamente con la comunidad científica y la administración de cada región, tendrán que desarrollar estrategias de adaptación a las situaciones futuras. La inversión en investigación, desarrollo e innovación son necesarios para facilitar la adaptación de los olivicultores al cambio climático y definir unas mejores prácticas, reglamentaciones y ofrecer herramientas de adaptación. Estas adaptaciones al cambio climático deben considerarse como parte de la estrategia de cada empresa olivícola en la planificación a largo término.

Variables climáticas

Temperatura

Hasta la actualidad, los gráficos de temperaturas indican variaciones temporales, con años más cálidos y fríos respecto a la media en la mayoría de las regiones. Es previsible que las variaciones anuales de las temperaturas medias tengan una tendencia a incrementar al mismo tiempo que la frecuencia de episodios de condiciones extremas adversas (olas de calor).

Incremento de la temperatura media (adaptado de IPCC)

Está previsto un aumento de temperatura de 1,5 ºC en el 2030 y entre 2º y 4º C en el 2100 en las regiones de cultivo, lo que significa que aumentará la temperatura media. El incremento de temperatura tendrá un efecto en el crecimiento vegetativo, la fenología, la producción y la composición del aceite. Las etapas fenológicas de brotación, floración, cuajado, endurecimiento del hueso, maduración y recolección se adelantarán en el ciclo productivo.

Aumento de la variabilidad en la oscilación de las temperaturas (adaptado de IPCC)

No está previsto que desaparezcan las heladas tardías en primavera, tal vez aparezcan con menor frecuencia, pero continuarán siendo un peligro, especialmente si las plantaciones se desplazan hacia latitudes más al norte (hemisferio norte) en busca de temperaturas máximas inferiores en verano. El efecto de las altas temperaturas estará asociado con otros factores ambientales como la radiación solar, el déficit de vapor de agua, la pluviometría y las prácticas de manejo de los suelos.

Existirá una mayor cantidad de días con altas temperaturas y los eventos con días consecutivos de altas temperaturas incluso durante la noche, serán más frecuentes. Por lo que la demanda hídrica aumentará en algunas regiones o incluso en zonas concretas de una parcela (hondos, vaguadas, orientaciones sur) de manera considerable, pudiendo llegar a incrementos de 20% a 30 %.

Variación de la temperatura media y eventos extremos (adaptado de IPCC)

El incremento de las temperaturas puede reducir las horas de frío en invierno, reducciones que pueden llegar hasta valores de 100 horas y que puede afectar a los requerimientos de dormancia del olivo en zonas cerca de la costa, con latitudes cercanas al ecuador. En la actualidad, las horas de frío se cumplen con ciertas limitaciones en esas zonas. El incremento de las temperaturas medias y máximas puede provocar quemaduras en las aceitunas y hojas, reduciendo la calidad final del aceite. El impacto dependerá de las variedades, el estado hídrico de la planta, la localización, los suelos, etc.

En zonas con climas templados o fríos y lluvias abundantes (algunos sitios de Portugal, norte de España, sur de Chile, norte de Sacramento, zonas del estado de Victoria en Australia, etc.), el incremento de la temperatura y reducción de períodos de lluvia puede ser beneficioso para la producción y calidad del aceite con las variedades existentes en la actualidad.

Un incremento de temperatura reducirá las horas frío y las especies frutales menos tolerantes, como el melocotón, la manzana, la pera, la cereza, etc. pueden sufrir problemas de cuajado y brotación. Además, las temperaturas bajas también pueden provocar quemaduras en el fruto, por lo que se dará la oportunidad para arrancar estas especies y plantar olivos.

En las plantaciones de olivos ubicadas en climas fríos, el aumento de temperatura a finales de otoño o principios de invierno reducirá el riesgo de heladas de las aceitunas antes de la cosecha. Eso permitirá obtener aceites de mayor calidad, con una maduración más homogénea y temprana.

Un incremento de la temperatura en las regiones específicas en las que predominan una variedad y un estilo de aceite característico, como los aceites de arbequina en la D.O. Garrigues, los de arbosana en Extremadura o los de koroneki en Creta, significará un cambio en el estilo del aceite actual. Eso ocurrirá ya que las variedades de los olivos están adaptadas a las temperaturas actuales de esas zonas.

En regiones donde las temperaturas actuales ya son muy elevadas, un mayor incremento producirá una reducción de la calidad del aceite, se perderán atributos de armonía, frutado y aumentarán los picantes y el amargo, originando aceites más desequilibrados.

Diferencias previstas en el perfil aromático del aceite de arbequina con el incremento de la temperatura (línea negra).

Lluvia

La cantidad y distribución de la lluvia variará. En general disminuirá la cantidad de lluvia total anual, pero habrá años con precipitaciones anuales por encima de la media. Existirán con más frecuencia eventos puntuales de lluvias abundantes (gota fría, precipitaciones superiores a los 100 mm) asociados con largos períodos sin lluvia. La cantidad total anual puede ser próxima a la media, pero, concentrada en pocos eventos. Por lo tanto, se reducirá la cantidad de lluvia útil disponible para el cultivo (se perderá agua por drenaje y escorrentía) aumentando así, las necesidades de agua procedente de pozos, ríos, canales, etc. y originando una mayor presión a los recursos hídricos existentes en cada región en particular.

Variación anual de la pluviometría con menor cantidad y presencia de eventos más extremos (sequía e inundaciones).

Una disminución de los períodos de lluvia reducirá el riesgo de las enfermedades fúngicas en la aceituna (aceituna jabonosa, antracnosis, etc.) y en la vegetación (repilo). Además, si la reducción de lluvias se produce en la época de cosecha, facilitará en gran medida la recolección, permitiendo un trabajo más continuo y eficiente de la maquinaria.

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