“La única forma de diferenciarnos es continuar innovando”
Entrevista a Lorenzo Urroz, Administrador y gerente de la empresa Molino de Olivas de Bolea
La empresa familiar Molino de Olivos de Bolea, en el municipio de La Sotonera, se dedica a la molturación de aceituna y extracción de aceite de oliva virgen extra desde 1940 con la premisa de lograr la máxima calidad. Para ello apuestan por la innovación y la modernización a través de la intensificación de su producción en seto en secano mientras mantienen su objetivo de ofrecer un producto diferenciado.
¿Cuál es la historia del Molino de Olivas de Bolea?
—Somos una pequeña almazara fundada en 1940. Desde sus inicios y durante tres generaciones hemos seguido la misma filosofía, tratar de mejorar día a día la calidad de nuestros aceites de oliva virgen extra. Este afán por la mejora continua ha implicado profundos cambios en el proceso productivo, obligándonos a estar a la vanguardia tanto de los procesos como de los cultivos. Muestra de esta pasión por la calidad es que nuestros aceites han sido galardonados con diversos premios tanto regionales como nacionales.
Además de molturar las aceitunas de buena parte de la comarca son olivicultores ¿De qué superficie disponen?
—Unas 25 hectáreas, siendo unas 20 hectáreas destinadas al cultivo en seto y el resto de cultivo tradicional.
Son una almazara pionera en el cultivo en seto en secano del olivar, ¿Qué buscan con esta técnica de cultivo tan novedosa?
—Por desgracia en el entorno de Bolea no abundan las fincas de regadío, así que tenemos que adaptarnos al terreno y desarrollar nuevas técnicas de cultivo.
¿Qué importancia tiene la innovación y la modernización en su empresa?
—La innovación es fundamental. El sector del aceite de oliva es muy maduro en nuestro país, y la única forma de poder diferenciarnos es continuar innovando.
¿Qué variedades de aceituna nacionales e internacionales producen y cuál es el motivo de elegir cada una de ellas?
—Principalmente trabajamos con variedades nacionales, las que predominan son la Verdeña y la Arbequina. En el caso de la Verdeña es una variedad que podríamos decir autóctona del prepirineo y es la que más abunda en el entorno de Bolea. La Arbequina la seleccionamos por calidad del aceite y la posibilidad de mecanizar su producción.
Actualmente tenemos una plantación de cultivo en seto de la variedad Lecciana, procedente de Italia. Esta plantación tiene dos años y todavía no ha entrado en producción.
Los principales motivos para seleccionar esta variedad son los siguientes: calidad del aceite de oliva, muy reconocido internacionalmente, la resistencia al frío junto con el porte y vigor del árbol hacen que sea una muy buena candidata para plantaciones en secano.
Adicionalmente tenemos una pequeña plantación con tres variedades experimentales, que todavía no se encuentran en el mercado, de las que esperamos poder aprender cómo será la olivicultura del futuro.
¿Cuáles son sus principales destinatarios de mercado, en cuanto a clientes particulares o cadenas de distribución?
—Aproximadamente un 40% del aceite lo vendemos de forma directa, tanto a los clientes que nos visitan en la almazara como a través de la venta online. El resto lo vendemos a través de otros canales de distribución como
pueden ser supermercados o comercios de cercanía.
¿Qué estrategias emplean para hacer frente a la subida de precios y de la energía?
—Eficiencia. Llevamos unos años implantando tecnologías que no requieran de tanto consumo energético (principalmente electricidad y agua caliente), pero desde el año pasado gestionar el gasto energético está siendo un desafío muy grande.
¿Han contado con algún tipo de apoyo o subvención para ampliar y mejorar su negocio?
—Sí, el programa Feder, gestionado a través de Adesho, que ha supuesto un gran apoyo para nosotros.
¿Es la almazara y la empresa de Molino de Olivas de Bolea, una iniciativa para fijar población en el territorio y luchar contra la despoblación?
—Sin duda es una apuesta por el territorio. Ya no solo de forma directa por el desarrollo de nuestra actividad, sino que también intentamos contar con proveedores de cercanía para el suministro de la mayoría de consumibles como pueden ser cajas, envases, etiquetas, logística, etcétera. Entendemos que todo lo que podamos revertir en el territorio termina siendo una ayuda a la hora de fijar la población al mismo.
¿Cómo ve el futuro de la almazara del Molino de Olivas de Bolea?
—Brillante.
Fuente: Diario del AltoAragón