La senda del azar
El pasado verano celebró Agromillora, un vivero dominante en la producción y comercio de planta de olivo en el mundo, el XXV Aniversario del Olivar Superintensivo: un sistema de plantación y cultivo que está cambiando radicalmente la producción oleícola. Se trata de una historia de emprendedores pioneros que iniciaron la búsqueda de una nueva frontera para el cultivo del olivo y la producción de aceite desde la década de los noventa del siglo XX. Por aquel tiempo la empresa producía planta de vid que cultivaba en espaldera para su recolección mecánica en continuo con vendimiadoras cabalgantes. El marco de trabajo de estas máquinas era adecuado para las dimensiones de un seto permanente de vid.
Según cuenta Carlos Sumarroca, presidente de Agromillora, pronto surgió la idea de la recolección con cabalgantes en el olivar. El problema era el tamaño del árbol. El olivo es una especie longeva seleccionada desde hace aproximadamente 6000 años buscando árboles de gran tamaño adaptados a los secanos mediterráneos. Es además planta de fácil multiplicación vegetativa, por lo que localizado un individuo de interés su reproducción fiel es inmediata. Por primera vez se usa la clonación para domesticar especies frutales.
Un factor determinante del éxito del olivar superintensivo fue la variedad ‘Arbequina’, autóctona de la comarca de Borges Blanques (Cataluña), cuyas precocidad, productividad y regularidad de fructificación contenían el tamaño del seto, de modo que podía ser cosechado con la vendimiadora. Se necesitaban más variedades. Algún tiempo después se repara en la variedad ‘Arbosana’, cultivada en la localidad próxima de L’Arboç, que se adaptaba aún mejor al sistema, ya que su vigor era inferior al de ‘Arbequina’ y su productividad también precoz, elevada y regular. En la actualidad, la mayor parte de las plantaciones de olivar superintensivo corresponden a estas dos variedades.
En suma, la intuición pionera y la casualidad fueron determinantes en el nacimiento del olivar superintensivo. En suma, la senda del azar.
De la crisis del olivar tradicional
El olivar tradicional es diverso. Tanto el suelo y el clima, como las variedades, la forma, la densidad y disposición de los árboles, las técnicas de cultivo y de recolección difieren entre la infinidad de zonas oleícolas del Mediterráneo y regiones limítrofes. No obstante, pautas comunes permiten caracterizar al olivar tradicional. El olivo es una especie rústica adaptada a la escasez de agua por lo que su cultivo ha ocupado preferentemente suelos de piedemonte y en pendiente en los secanos mediterráneos. Por ello, el olivar se ha configurado históricamente como un sistema extensivo productor de aceite y aceitunas de mesa. En estas condiciones ha sido capaz de producir cosechas medias pero competitivas con otros cultivos alternativos, con los que es comparativamente menos exigente en cuidados e insumos. Solo una pequeña proporción del olivar tradicional se riega.
La dimensión de los olivares es con frecuencia trina, con pequeños y numerosos predios familiares, plantaciones medianas y pocas grandes explotaciones que representan, no obstante, una gran parte de la superficie olivarera en muchas zonas. Como la principal demanda de trabajo es durante la recolección, una actividad estacional, se ha atendido con mano de obra familiar o contratada en la comarca, demanda para la que hasta fecha reciente ha existido población rural disponible.
A partir de la Segunda Guerra Mundial el medio rural se va progresivamente despoblando hasta llegar en la actualidad al paradigma de espacios geográficos vacíos. Surge, además, la competencia con otros aceites vegetales de plantas anuales, mucho más baratos de producir. Todo ello desencadena la crisis del olivar tradicional, que en España aconteció a mediados de los sesenta del siglo pasado.
La nueva olivicultura
La necesidad de un olivar alternativo, productivo y mecanizado se hizo evidente. La respuesta institucional fue el Plan de Reconversión y Mejora Productiva del Olivar (PRMPO:1973-1986) que supuso un impulso inicial a la I+D+i oleícolas. El nacimiento del olivar superintensivo solo se puede entender en el contexto de la nueva olivicultura desencadenada por el PRMPO.
El plan fue precedido por la creación en Córdoba de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos (ETSIA) y del Centro de Mejora y Demostración de la Técnica Oleícola (CEMEDETO), un proyecto de la FAO y del Instituto Nacional de Investigaciones Agronómicas (INIA). Previamente, en la segunda mitad de los sesenta, el INIA se había estructurado en centros regionales con una especialización productiva. En Córdoba se localizó el Departamento Nacional de Olivicultura, responsable del proyecto CEMEDETO, en el que también estaba integrada la Estación de Olivicultura y Elaiotecnia de Jaén. Mucho debe la nueva olivicultura a su primer director: José Humanes, ingeniero agrónomo, investigador y siempre olivarero.
El Departamento y la Escuela estaban ubicados en la Finca “Alameda del Obispo”. Ambos centros, en colaboración con los Regionales de Extensión Agraria, las Delegaciones del Ministerio de Agricultura y sus Servicios de Sanidad Vegetal, han sido determinantes en el desarrollo de los programas de I+D+i que han supuesto un notable impulso al conocimiento, la experimentación, la transferencia y la formación oleícolas. También en aquel periodo se consolidan e impulsan diferentes centros del CSIC: Instituto de la Grasa e IRNA de Sevilla y la Estación Experimental del Zaidín en Granada. Esta inicial apuesta por el capital humano en todas las disciplinas y tecnologías relacionadas con la cadena de valor de la producción oleícola constituye, desde entonces, un rasgo general asociado a la expansión del sistema de conocimiento e innovación oleícola en España.
En el desarrollo de la intensificación del olivar cabe diferenciar tres períodos:
1973-1986: el Programa de Reconversión y Mejora Productiva del Olivar (PRMPO). Mediante programas de investigación y experimentación en centros propios y en fincas de olivicultores se desarrollaron líneas relacionadas con la nueva olivicultura. Ésta se ha caracterizado fundamentalmente por nuevas plantaciones intensivas y mecanizadas en secano y en riego por goteo. El aumento de la densidad ha estado asociado a mayor interceptación de radiación solar y, por tanto, de la fotosíntesis, lo que ha proporcionado una mayor y más precoz productividad. Este cambio de sistema es global y modifica la totalidad de técnicas de cultivo, desde la elección varietal hasta la recolección, para conseguir mayores cosechas de más calidad. La mecanización integral de la recolección aparece en el horizonte inmediato como factor determinante de la reducción de costes y de la calidad del aceite. También en la aceituna de mesa. Las nuevas plantaciones se llevan a cabo con planta de vivero merced a la adopción de un nuevo método de enraizamiento: el estaquillado semileñoso bajo nebulización, técnica que marca el inicio de una nueva industria de viveros de olivo en continua expansión desde entonces. También las almazaras inician el tránsito de los sistemas de prensa a los sistemas continuos por centrifugación capaces de molturar la aceituna en el día y proporcionar aceite de oliva virgen de calidad. Este periodo sienta las bases de una nueva olivicultura que requiere mayores inversiones y circulante. En suma, de una nueva empresa oleícola.
1986-2000: La Unión Europea y la Política Agraria Común (PAC). La adhesión de España a la Unión Europea en 1986 representa el proceso modernizador global de más alcance en nuestra Historia Contemporánea. En el caso del sector oleícola, la implantación de una ayuda asociada a la producción en la PAC ha supuesto un impulso financiero sin precedentes para la nueva olivicultura, ya que la productividad se convierte en el eje de la subvención. Además, la calidad del aceite de oliva y de la aceituna de mesa es demandada por mercados globales cada vez más exigentes. Desde 1986 han aumentado las nuevas plantaciones, en su mayoría en riego, mecanizadas y orientadas a producciones de calidad. En este periodo se consolidan dos sistemas: el olivar intensivo con densidades de plantación de aproximadamente 150-250 olivos por hectárea en secano y de 250-450 olivos por hectárea en regadío, y el olivar de alta densidad con hasta 600-700 olivos por hectárea en riego. Estos sistemas son cosechados con asociación de vibradores de tronco para el derribo de las aceitunas y de estructuras diversas para su recogida.
Por su parte, el conocimiento y la innovación siguen avanzando. Por señalar solo algunos ejemplos emblemáticos:
1) El uso eficiente del agua en las plantaciones mediante riego deficitario ha permitido producciones no soñadas con aportaciones de agua de 1.500-2.000 m3 /ha. y año, adicionales a la pluviometría;
2) la mecanización integral ha facilitado la recogida rápida de la aceituna y la ejecución de todas las labores, desde la plantación hasta el transporte del fruto a las almazaras y entamadoras;
3) el manejo y conservación del suelo. Sin duda el control de la erosión incide como elemento determinante en la sostenibilidad medioambiental,
4) los nuevos sistemas continuos de elaboración de aceite, capaces de molturar grandes volúmenes de aceituna en poco tiempo, han mejorado la calidad del aceite de oliva virgen, y
5) el Aceite de Oliva Virgen Extra (AOVE) como alimento saludable universalmente apreciado ha aumentado globalmente su demanda.
En este periodo se refuerza el sistema de I+D+I en España con la creación de nuevas Universidades y Centros de Investigación del CSIC y de las Comunidades Autónomas. En el caso del olivar la creación del IRTA (1986) en Cataluña y del Instituto de Agricultura Sostenible (IAS) del CSIC en Córdoba (1992) van a representar un importante refuerzo de la investigación oleícola en España.
En este contexto, la Universidad de Córdoba, con la colaboración del actual IFAPA, inicia en 1990 el primer programa sistemático de mejora genética por cruzamiento en España. Sus etapas secuenciales ilustran la importancia determinante del forzado de las plantas de semilla para el comienzo de la floración y fructificación, es decir para poder evaluar las descendencias y seleccionar los mejores individuos. La reducción consistente de este periodo (Fase Juvenil) de más 10 años a 29 meses permitió seleccionar 21 genotipos de los primeros 748 procedentes de los primeros cruzamientos (1990-1992).
Cuando se inició este programa aún no había nacido el superintensivo. Sin embargo, las descendencias de los cruzamientos entre ‘Picual’ y ‘Arbequina’ mostraron atributos de productividad precoz y arquitectura del árbol adaptados a la recolección con cabalgadoras. De nuevo la senda del azar.
A resaltar también que durante este período se intensifica la formación de investigadores en excelentes centros mundiales y se incentivan las publicaciones en revistas científicas de referencia. Estas políticas han proporcionado mayor potencial científico y tecnológico al sistema de I+D+i, lo que va a ser determinante en la siguiente etapa.
2000-2020. La consolidación del olivar superintensivo.
La aparición del superintensivo al comienzo de los 90 supuso un sistema radicalmente nuevo en olivar. Por ello, inicialmente suscitó dudas y controversias. ¿Hasta qué punto el olivar superintensivo añadía algo a los ya experimentados olivares intensivos y de alta densidad recogidos mecánicamente? La durabilidad del superintensivo, más allá de las primeras cosechas, se convirtió en el eje del debate. Si este sistema resultaba inmanejable tras cuatro o cinco cosechas, no se podía amortizar la alta inversión que exigía en plazo tan corto. La incertidumbre y el riesgo de las primeras plantaciones fueron asumidos por un empresariado que intuyó las ventajas de la recolección en continuo de estos setos estrechos con vendimiadoras si se era capaz de manejar su tamaño.
También a comienzos del milenio se habían ya establecido empresas de servicios para la nueva olivicultura, en particular para la mecanización de las distintas labores, desde la plantación hasta la recolección. Algunas se orientaron a la gestión integral de la producción, de la elaboración del aceite y de su comercialización bajo marcas propias. Surgen proyectos de grandes grupos que ven en este sistema la posibilidad de integrar los diferentes eslabones de la cadena oleícola, desde la plantación hasta los lineales de los supermercados.
En el marco de la búsqueda de sinergias entre agentes públicos y privados se intensifica la investigación oleícola desde comienzos del milenio. En 2003 nace el Instituto Andaluz de Investigación y Formación Agroalimentaria y Pesquera (IFAPA) que integra los recursos de I+D+i de la Consejería de Agricultura y Pesca. Se refuerza la cooperación entre instituciones públicas de I+D+i para aprovechar sinergias y mejorar las prestaciones públicas. Finalmente, la interacción con el sector privado para participar y cofinanciar proyectos de I+D+i oleícolas promovidas con fondos de la Unión Europea abre un nuevo camino.
2000-2010 Primeros ensayos.
Se plantan los primeros ensayos de densidades y variedades en Pedro Abad (Córdoba, 1999) y La Puebla de Montalbán (Toledo, 2008) promovidos por la UCO y la UPM, con la colaboración de las empresas Todolivo y Casas de Hualdo. El primer ensayo ha demostrado una producción acumulada a los 16 años de plantación creciente con la densidad (Hasta 2.500 olivos/ha) en la variedad ‘Arbequina’ y la prolongación de la vida comercial de estas plantaciones mediante rebaje de la altura del seto y recuperación de la producción 2 años después. En el segundo se han establecido también relaciones entre altura, anchura, porosidad y orientación del seto para producción máxima de aceite de calidad. De interés la posibilidad de orientaciones alternativas a la N-S que permite el uso de parcelas de diferente geometría para la plantación de olivar.
2011-2020.Red de Ensayos
Esta nueva andadura va a contribuir decisivamente a la consolidación del olivar superintensivo de setos estrechos, porosos y de altura limitada. Se pretende así dar respuesta a los principales interrogantes y limitaciones de este sistema, en colaboración con olivareros y empresas oleícolas que han apostado `por el seto estrecho.
En el decenio que ahora concluye se ha asistido a una creciente cooperación público-privada en ensayos que abordan el manejo de las plantaciones. Al mismo tiempo la mejora genética, incluidos objetivos de resistencia a patógenos devastadores como Verticillium dhaliae y Xylella fastidiosa y los primeros proyectos de genómica exploran la selección asistida por marcadores. Este mayor esfuerzo investigador está acompañando la expansión de las nuevas plantaciones.
Epílogo
Durante decenios la vendimiadora cabalgante ha transformado el cultivo de la vid. La casual existencia de variedades tradicionales de olivo adaptadas a su cultivo en seto estrecho ha permitido la expansión del olivar superintensivo. Los trabajos de mejora genética y biotecnología en curso anticipan la disponibilidad de nuevas variedades para este sistema en diferentes ambientes abióticos y bióticos y en diversas circunstancias de cultivo. Como en toda innovación tecnológica, la investigación, la experimentación sistemática, la cooperación público-privada y el azar estarán presentes.