Una campaña de aceite entre luces, sombras… y muchas preguntas
La campaña 2024/25 del aceite de oliva comenzó bajo un cielo de dudas climáticas, decisiones apresuradas y precios inestables.
Si se puede definir, en una palabra, la situación que ha acompañado el inicio de esta campaña y su desarrollo, esa palabra seria: incertidumbre, una incertidumbre que arranca en el momento en el que no se vislumbraba claramente una producción estable y que diera tranquilidad a la situación de precios más atípica que se ha dado desde que tengo memoria oleícola, ha habido capítulos parecidos, pero de esta magnitud, no.
Todo lo que ha precedido y rodeado el inicio de esta campaña ha sido atípico, empezando por la climatología, 1,1º C, por encima de la media anual (periodo de referencia 1991-2020). Fue el tercer año más cálido desde el comienzo de la serie en 1961, por detrás de 2022 y 2023, y es que, los 10 años más calurosos de la historia pertenecen al siglo XXI, y es que la climatología juega un papel esencial en la producción mundial de cualquier cultivo, y el olivar no es una excepción.
El olivo produce en el crecimiento vegetativo de la primavera del año anterior, y lo conocemos como; ciclo bienal del olivo, en este crecimiento, producido entre los meses, generalmente, de marzo hasta mediados de julio, y en este crecimiento es donde se sitúan las yemas que deberían ir a producción, es decir, convertirse en ramillete floral y posteriormente en aceitunas, pero esto depende de los estímulos que la planta recibe entre junio y octubre estímulos relacionados con varios factores; climatología, horas de frio, horas de calor, en que periodo se producen estas horas y con que intensidad se producen, reservas nutricionales y equilibrio de las mismas, estrés hídrico,…. Y también de cómo ha sido de tardía la recolección del año anterior, con cuanta carga de fruta contaba el olivo en el momento de esa recolección y por lo tanto cuales han sido las extracciones de asimilados por parte de estas aceitunas, y así seguiríamos con otros factores.
Todo podía indicar que si la campaña 23/24 había sido corta en producción y en la media/alta de rendimientos grasos, esta campaña 24/25 debería de ser una buena campaña, pero la climatología adversa de este año atípico nos generaba un mar de dudas, dudas que empezaban a disiparse ya a mediados de septiembre.
En septiembre empezamos a recoger las primeras muestras de aceitunas para saber en qué momento de la lipogénesis nos encontramos y de esta manera poder determinar cuándo dará comienzo la campaña, precisamente, estas primeras muestras nos indicaban que no iba con adelanto la maduración de la fruta, y todos los datos que extraíamos a lo largo del mes de septiembre y octubre, nos indicaban que había que tener paciencia, ya que los rendimientos estaban siendo anormalmente bajos.

La paciencia es otra de los aspectos que quedan desdibujados por la influencia de los precios altos que se venían arrastrando a lo largo del año, las prisas por recoger aceitunas y poder realizar operaciones a precios altos, hizo que algunos decidieran iniciar la recolección, pero pronto se dieron cuenta que los rendimientos tan bajos no podrían sostener unas liquidaciones para las aceitunas económicamente viables, pero es que además, sucedía algo que nos indicaba que, la paciencia es una buena compañera de viaje en estas situaciones, y es que los análisis de calidad de estos aceites tan tempranos nos indicaban además, que la formación química de los aceites, estaba inacabada, la formación de muchos de los compuestos químicos, Esteroles, ácidos grasos, fenoles,… todos ellos quedaban seriamente comprometidos, ante las prisas por iniciar la recolección, cegados por obtener el mejor precio posible, o incluso ser el primero en tener aceite para la venta y es que, para todo hay un momento y ese momento, no había llegado
Solo los aceites destinados a competir por algún reconocimiento organoléptico en los múltiples, variados y hasta a veces desconcertantes concursos, empezaban a aparecer, estos se elaboran principalmente desde inicios y mediados de octubre, hasta mediados de noviembre, todo ello dependiendo de la zona de producción, variedad, climatología, etc… también juega un papel importante el precio resultante por efecto del rendimiento, ya que no era extraño obtener aceites en esta época con rendimientos inferiores o en el entorno del 9%, algo que en buena lógica hacía que los productores limitaran las cantidades a elaborar.
Precisamente, este rendimiento se mantenía muy bajo, incluso hasta finales de noviembre y era sensiblemente inferior a la media de los últimos años, hasta 2 y 3 puntos por debajo de la media, lo que hizo que el arranque de la campaña se produjera mayoritariamente entrado diciembre.
La “incertidumbre” de por dónde iban a moverse los precios era la sintonía, los productores, deseosos de que los precios no descendieran, argumentaban que no había que precipitarse, que la producción podría no ser tan grande, y que el consumidor había asumido que los aceites de oliva y su calidad merecían la pena y por lo tanto estaban dispuestos a pagar más por ellos, así que no había por qué bajar los precios, pero una aplastante realidad se imponía, al ritmo que se estaban produciendo las entradas de aceituna en las almazaras españolas, esa duda se iba a despejar muy pronto, ya que a finales de diciembre y sin un solo día de lluvias que ralentizara la entrada de aceitunas, la cosecha ya se preveía buena, y esto provocaba que los precios comenzaran un descenso vertiginoso y la mayoría proponía ya una huida hacia adelante, soltando lastre y cerrando contratos claramente por debajo de los 6€, luego por debajo de los 5€, los 4€ e incluso los 3€ para los de menor calidad y en estos momentos, ya en el mes de abril, todos los precios se hayan reposicionado claramente por debajo de los 4 € y veremos en cuanto se vislumbre la floración de la próxima campaña, a donde vamos a llegar.

Si nos hubiésemos centrado en la calidad, los precios se habrían contenido un poco más, ya que con un rendimiento ligeramente inferior habría menor oferta en el mercado, pero esto vuelve a ser una utopía o un sueño mío.
La primavera ya está llegando y el mes de marzo ha sido especialmente lluvioso, el más lluvioso de la historia, otra anormalidad más que nos indica que todo sigue marcado por la incertidumbre, pero tal y como está el olivar español, la cosecha 25/26, debería de ser excepcional, no en España solo, si no también en todo el arco mediterráneo, lo que hará que los precios incluso puedan volver a reposicionarse, o no, solo el tiempo nos despejara las dudas.
Yo solía preguntar a menudo a mi abuela María, sobre el tiempo, sobre la cosecha de la aceituna, sobre que iba a suceder por tal o cual cosa, y ella, muy inteligentemente me apuntaba lo siguiente; Maño, sobre si mañana lloverá, pasado te lo diré y a la pregunta de que si tendremos aceite este año, cuando este en la jarra, pero en la de casa, no en la de la almazara, lo sabrás, más razón que un santo tenía mi abuela. Todo, hasta que se produce de verdad, puede cambiar, así que no hay que precipitarse en tomar decisiones de ningún tipo, cada cosa a su tiempo, porque de lo contrario, generamos “incertidumbre”, nos precipitamos y provocamos desorden y desconfianza en los mercados, nuestra asignatura pendiente.
Afortunadamente este año empezamos a ver brotes frescos y nuevos, nacidos de nuevas variedades que emergen con fuerza, generando ilusión y esperanzas renovadas en los productores, y también en los consumidores mas exigentes, variedades como la I-15, la sikitita 2, la Florentia, la Coriana, pero sobre todo, la Lecciana, una variedad denominada por muchos como la variedad absoluta, emergen con fuerza en el mercado de los aceites de alta calidad, no vamos a poner en sus manos toda la responsabilidad de dar frescura, alegría y esperanza al sector oleícola, pero si nos abren las puertas a descubrir nuevos horizontes en la producción de aceites de calidad, solo tenemos que tener paciencia, aplicar los criterios técnicos sin precipitarnos y la incertidumbre sobre sus potenciales físico químicos y organolépticos, el tiempo los despejará.