"Serás sostenible o no serás"

«Es importante reflexionar sobre el valor de la sostenibilidad en cada compañía para afrontar la transición eficaz hacia una empresa sostenible»
¿Cuáles son los principales desafíos que enfrentan las empresas en España en términos de sostenibilidad y cambio climático?
Uno de los mayores retos que las empresas han de afrontar es el de mantenerse en buena posición competitiva. Asegurar que las acciones realizadas en materia de sostenibilidad hacen que sus organizaciones sean mejores y más exitosas requiere una reflexión estratégica y no siempre fácil de abordar. En un contexto global donde las dinámicas están amenazando el entendimiento de la sostenibilidad como se había comprendido durante los últimos años, es un gran momento para repensar qué supone y qué aporta la sostenibilidad para cada compañía. La respuesta más fácil sería creer que el principal desafío es adaptarse a la regulación, o medir la huella de alcance 3, o adaptar las prácticas de sostenibilidad a la cadena de suministro …. Pero hay un análisis previo que es clave: identificar el valor de la sostenibilidad para las compañías.
Además, la colaboración entre organizaciones para generar sinergias es también uno de los puntos que tenemos pendientes, especialmente en España, donde aún nos queda camino por andar para mejorar nuestra colaboración.
¿Cuáles son los beneficios tangibles que pueden obtener las empresas al adoptar prácticas empresariales más sostenibles, más allá del cumplimiento de regulaciones?
El valor que tiene la sostenibilidad para cada organización puede ser variable según la naturaleza de la empresa y no podemos generalizar. Como he mencionado anteriormente, es importante hacer la reflexión sobre el valor de la sostenibilidad en cada compañía para afrontar la transición hacía una empresa sostenible de una manera eficaz.
Pero claramente, las prácticas sostenibles no solo nos permiten cumplir leyes y normativas en distintas materias, como el reporting, los impactos ambientales, los derechos humanos, etc., sino que también permite a las empresas ser más creativas y abordar la innovación de manera más efectiva.
Cuando se evalúa el valor de la sostenibilidad, también se tiene en cuenta los impactos que la organización tiene que minimizar porque el coste de no hacerlo será mayor en el futuro, y este objetivo tiene que impregnar la cultura de la innovación en todas las capas de la empresa. Tenemos que pensar en sostenible, desde las compras, a la producción, las ventas…
¿Qué tendencias emergentes en sostenibilidad empresarial deberían tener en cuenta las empresas?
La nueva regulación europea en materia de reporting de sostenibilidad e identificar las metodologías apropiadas para poder medir los indicadores es un reto que muchas empresas están ya afrontando. No importa tener o no muchos datos, lo importante es identificar cuáles son los datos realmente importantes, los que necesitamos para gestionar, y que esos sean de calidad, robustos, rigorosos y trazables para que nos ayuden a la toma de decisiones.
Otro desafío que requerirá esfuerzo y atención es el de ampliar el foco más allá de las actividades directas. Es difícil evaluar la huella total de un producto o de una compañía cuando no tenemos visibilidad sobre nuestras cadenas de suministro. Las organizaciones tendrán que hacer un esfuerzo por saber más de la sostenibilidad de aquellos que forman parte de su negocio, en todos los eslabones, para asegurar una verdadera transformación sostenible en las organizaciones.
¿Cuáles son los principales retos para el sector agroalimentario?

Todos los sectores están en un proceso de transformación y el sector agro también necesita hacerlo. Es cierto que es uno de los que está teniendo un mayor desafío actualmente, porque hay muchos cambios regulatorios que le afectan, en todas las materias. Es un sector muy presionado, y muy atomizado: se generaliza en “agro” pero no tiene nada que ver cuando hablamos de viticultura, olivicultura o cultivos frutales… tampoco por geografía. La sensación de los productores es que estas diversidades no se han tenido en cuenta cuando se han determinado las regulaciones, y en muchos casos hay máxima complejidad para acatar los requerimientos… y más con la falta de tecnología y disponibilidad de innovación que tenemos. La Comisión Europea sabe que todas estas regulaciones tienen que equilibrarse con la seguridad alimentaria, que cada vez es más difícil con el cambio climático, la competitividad del sector o la distorsión en las cadenas de suministro.
Cuando hablamos de un producto sostenible tiene que ver con cómo ha sido producido (suelo, aplicación de fitosanitarios, gestión del agua, etc.) pero también tiene que ver con la disponibilidad de los recursos a medio y largo plazo y es por ello por lo que el cambio climático está sometiendo al sector a una presión muy grande. Pero no podemos olvidar que también hay grandes oportunidades como la innovación, la tecnología, la circularidad, que nos dan acceso a clientes nuevos, a la posibilidad de hacer productos diferenciados, a otras maneras de producir. La agricultura regenerativa se está proponiendo como una solución para conseguir el equilibrio que necesitamos, también la evolución en especies nuevas gracias a la mejora genética y sobre todo las nuevas tecnologías como la IA que nos permiten accionar los planes para anticiparnos a los riesgos, la prevención de plagas, el riego, el incremento de temperaturas… y que además facilitan la labor al agricultor.
El relevo generacional es otro de los mayores retos sociales que afronta el sector, y debido a su naturaleza, es cada vez más difícil encontrar personas dispuestas a trabajar en el campo y llevar al siguiente nivel las explotaciones agrarias. Tenemos que generar referentes, aprovechar las nuevas tecnologías para desarrollar modelos productivos que permitan equilibrar el trabajo con las aspiraciones y estilos de vida de los jóvenes.
Por último, no quiero dejar de mencionar que aún hay trabajo por hacer para asegurar que la gobernanza de las empresas del sector esté en la línea correcta, alineado con lo que el sector necesita.
¿Cómo pueden las empresas evaluar su posicionamiento en este sentido y la aplicación de prácticas sostenibles?
Cada compañía debería hacer una reflexión sobre qué necesita incluir en su “torre de control” para evaluar su transformación sostenible, ese repertorio de indicadores clave que permitan supervisar la evolución, el riesgo y el valor de la sostenibilidad. Debemos tener en cuenta también cuáles son los estándares de reporte que se exigen y los requerimientos de información de terceros. Una vez definido esto, seremos más eficientes si utilizamos esos mismos indicadores para la gestión y la monitorización real de la actividad empresarial.
AMBIENTAL:
- Huella de alcance 1, 2 y 3. Planes de transición y objetivos de reducción en cada uno de los procesos productivos.
- Impacto en los ecosistemas y en la naturaleza.
- Huella: hídrica, corporativa, del producto (medición ciclo de vida del producto), etc.
- Economía circular: cada vez ocupa más espacio en los informes corporativos, parametrizar el consumo de recursos, y la gestión de residuos.
SOCIAL:
- Relación con los colaboradores y empleados. Indicadores como diversidad, desconexión digital, conciliación, seguridad y salud, bienestar…
- Los derechos humanos también son muy relevantes y lo serán aún más, así como la contribución social que la empresa es capaz de generar en su entorno.
- La relación que la empresa tiene con sus consumidores. Existen directivas europeas muy importantes para evitar el green washing y para afrontar de una manera más rigurosa las acciones de comunicación de la sostenibilidad que hacen las empresas. España también va a empezar a trabajar una nueva ley para acompañar la información que se aporta en términos de sostenibilidad a los consumidores y permitir mejores decisiones (información de producto, etiquetado, sostenibilidad corporativa…). Todos los temas relacionados con la transparencia con el consumidor están ganando relevancia.
GOBIERNO CORPORATIVO:
- Ética, integridad, conflictos de interés, compliance…
- Modelos asociados al control interno de la información y medición de riesgos.
- Indicadores sobre los órganos de gobierno de la empresa si esta es cotizada.
Además, los estándares de reporte nos dicen que no vale solo con una tener políticas, sino que hay que definir y aplicar procedimientos y contar con modelos de evaluación de los riesgos que asumimos en estas materias.
¿Cómo puede la tecnología ayudar a las empresas a mejorar su gestión de la sostenibilidad?
La sostenibilidad sin tecnología no es viable. La tecnología 360º, no solo en el reporting o para producir, sino también en la forma de diseñar, para los modelos productivos, para la trazabilidad y la toma de decisiones, empleando todas las tecnologías al alcance, inteligencia artificial, block chain, digital twins, que nos permitan garantizar la trazabilidad o calcular el coste / beneficio en términos de sostenibilidad. La toma de decisiones se verá mucho más facilitada con estas tecnologías y además permitirán reducir costes.
Es evidente que, sin adoptar la digitalización, no alcanzaremos los objetivos de sostenibilidad necesarios. Un sector agrícola productivo, competitivo e innovador, sin tecnología, tendrá dificultades para avanzar hacia la sostenibilidad. Aunque es esencial contar con las habilidades de los agricultores para gestionar y comprender sus negocios, el uso de tecnología junto con estas habilidades podría maximizar los resultados.
¿En qué ecosistema social nos estamos moviendo y cómo definirías “la era de la indignación”?
El estado de ánimo y la sensibilidad social tienen un impacto muy grande en la manera en que nos relacionamos con las organizaciones. La sociedad esta desesperanzada y tiene grandes dudas de que el futuro pueda ser mejor. Si a esto le sumas la polarización (el “nosotros contra ellos”) y la convicción de que con las organizaciones el juego está amañado, esto impacta directamente en la capacidad de las organizaciones de generar confianza … y esta realidad determina la manera de vivir y consumir de las personas. Somos “turistas” en todo… vamos rotando y hemos dejado de ser leales.
Tenemos que hacer consciente a la sociedad de que las empresas tienen un rol imprescindible en el desarrollo, en la generación de movimiento económico y social. Pero para lograrlo, las empresas tienen que hacer y hacer saber. Ambas cosas por igual. Lo que no se conoce, no se puede reconocer y no genera confianza.
Las organizaciones saben que la reputación y la generación de confianza son imprescindibles para su éxito y dependen de la lealtad de los grupos de interés para poder seguir innovando. Las compañías que no sean conscientes de estas realidades gestionarán mal, porque no podrán adaptarse a estas dinámicas en las que vivimos, partimos de una posición negativa en la confianza y tenemos que construir a partir de ahí.

¿Qué esperan los consumidores sobre las prácticas sostenibles en las empresas?
Hay algunos estudios que nos dicen que los consumidores estarían dispuestos a pagar más por productos elaborados con prácticas sostenibles. Pero debemos tener en cuenta que, por ejemplo, en los entornos de contracción económica, no es tanto lo que se quiere sino lo que se puede… y en esas circunstancias los consumidores no siempre priorizan, pero sí penalizan los que no son sostenibles. El consumidor quiere tomar cada vez mejores decisiones, pero siente que no tiene toda la información necesaria consigo. Incluso duda sobre la veracidad y evidencia que acompañan las declaraciones sostenibles de algunos productos, y se ve confundido por la información que aparece en las etiquetas.
Hay un conflicto claro con esta avalancha de información que el consumidor no entiende y hay que ponerle remedio. Celebro las iniciativas regulatorias de la Comisión Europea que pretenden dar claridad al consumidor.
¿Cuál es el impacto de la sostenibilidad en la valoración de las empresas por parte de los consumidores y los inversores?
En un momento determinado, los mercados y los inversores generaron una dinámica de acompañar proyectos de transformación sostenible a través del capital muy interesante, llegando incluso a sobrevalorar los proyectos sostenibles porque eran limitados… Recientemente, sin embargo, hemos visto movimientos en Estados Unidos que critican y penalizan el hecho de hacer inversiones con mirada de sostenibilidad y no solo con mirada de rentabilidad. Esto hace que las empresas se estén replantando de nuevo la inversión sostenible. Existen dos dinámicas diferenciadas:
- Las empresas que deciden incorporar la sostenibilidad como un criterio más en la evaluación de riesgos y oportunidades. Una actividad tremendamente saludable que protege el valor de los activos de manera más amplia.
- Priorizar las inversiones en actividades sostenibles. Aquí es donde, algunas veces, podrían entrar en colisión la aspiración con la rentabilidad.
Pero definitivamente, y según nos dicen los estudios, los inversores siguen queriendo tener información de sostenibilidad para tomar decisiones de inversión y además van a seguir incrementando los activos bajo gestión con criterios de sostenibilidad. Creemos y confiamos en que la inversión en sostenibilidad seguirá creciendo.