La agricultura se empodera y despierta el apetito inversor -CBRE

La agricultura se empodera y despierta el apetito inversor

La Península Ibérica se ha posicionado en el foco de fondos de inversión debido a las atractivas oportunidades que existen en el sector agrícola

Tanto España como Portugal, no han pasado desapercibidos para muchos fondos que operan a nivel internacional. De hecho, los movimientos de estos grupos se han intensificado, llegando a duplicarse en los últimos 10 años.

Evolución actividad de los fondos de inversión en el sector agrícola (Valoral Advisor, 2021).
Figura 1. Evolución actividad de los fondos de inversión en el sector agrícola (Valoral Advisor, 2021).

El aumento de la actividad de la comunidad inversora en la agricultura se debe principalmente al hecho de que el sector ha madurado y ha alcanzado un punto crítico para facilitar la entrada de inversores institucionales. El sector ha realizado numerosos cambios, se ha adaptado y se ha modernizado para convertirse en una oportunidad atractiva y real de inversión para inversores con mayor capital y más sofisticados.

¿Por qué se disparan las inversiones en agricultura en la Península Ibérica?

Hay que distinguir tres pilares en los que se fundamentan los diversos factores que explican que se haya acelerado el despliegue de estos fondos:

Factores económicos

El sector agrícola de España y Portugal ha demostrado ser sólido y altamente resiliente ante ciclos económicos de diversa índole como son la crisis subprime de 2008 y la crisis sanitaria originada por el COVID-19. La pandemia ha resaltado la posición estratégica de un sector que no sólo se vio significativamente menos afectado por la pandemia, sino que también se vio reforzado y experimentó un aumento en importancia en la economía española.

Esta situación es en gran parte debida al potencial exportador de nuestro país en este ámbito. España es el cuarto país más potente de la Unión Europea y el séptimo a nivel mundial, arrojando unos datos de en torno a 50.000 M€. Estos resultados provienen de un gran esfuerzo de internacionalización y ponen de manifiesto la gran competitividad del sector.

Exportaciones del sector agrícola por CCAA y su variación porcentual con respecto al año 2020 (MAPAMA).
Figura 2. Exportaciones del sector agrícola por CCAA y su variación porcentual con respecto al año 2020 (MAPAMA).

En contra de lo que el sector primario puede hacer pensar a priori, la agricultura agricultura ha venido ofreciendo a los inversores rentabilidades históricas de hasta el 15%. Además, supone la diversificación de las inversiones y origina un buen cash flow a largo plazo.

Por otro lado, la agricultura es un activo tangible y simple basado en la tierra y el agua y que da respuesta a algo tan básico y fundamental como es la alimentación humana. Los inversores ven esto como una garantía, bien porque piensan que la tierra va a subir de precio o porque el activo está respaldado por un producto real y protege a los inversores de políticas monetarias expansivas.

Por otro lado, la agricultura puede suponer una forma de protección contra inflación. En la figura 3 se muestra en verde la evolución de la inflación y en gris el crecimiento del precio de la tierra. Según puede observarse, en períodos de alta inflación el precio de las fincas rústicas tiende a aumentar, protegiendo, así, al inversor.

Gráfico evolución inflación y crecimiento retornos agrícolas. Fuente: USDA, StepStone analysis, 2020).
Figura 3. Gráfico evolución inflación y crecimiento retornos agrícolas. (Fuente: USDA, StepStone analysis, 2020).

En cuanto a los factores económicos, debemos destacar el papel que adquiere la Política Agraria Común (PAC). La PAC es la partida presupuestaria más importante de la Unión Europea y proporciona una ayuda económica a la producción agrícola. Lo cual, supone un incentivo adicional para inversores.

La cercanía de estos dos países al mercado europeo supone una ventaja competitiva debido al libre comercio imperante en las fronteras de la UE. Hay que tener en cuenta que es uno de los mercados más potentes a nivel mundial y que importa una gran cantidad de productos a otros países extracomunitarios.

Por último, pero no menos importante, en la Península Ibérica el coste de las fincas rústicas es todavía muy atractivo. En zonas como Andalucía se ha estabilizado mientras que en otras regiones emergentes los precios han aumentado de forma continuada, por ejemplo, la Alqueva y Extremadura. Sin embargo, las inversiones en otros países con gran potencial agrícola como USA o Australia, donde CBRE es un referente del Agribusiness, el coste de la tierra puede llegar a duplicar e incluso triplicar el coste en algunas regiones de España y Portugal.

Factores sociales

La agricultura desempeña un papel clave para la alimentación de la población y en los próximos años deberemos intensificar la producción agrícola debido a la necesidad de mejorar la eficiencia en la producción de alimentos. No podemos olvidar mencionar algo tan crítico como es el aumento de la demanda de alimentos a nivel mundial. La ONU estima que en el mundo seremos alrededor de 10.000 M de personas en 2050 y que superaremos los 11.000 M el año 2100.

Además del aumento generalizado de alimentos, debemos valorar especialmente el incremento del interés de los consumidores por productos de alto valor nutricional y altamente apreciados por los consumidores. Por ejemplo, el incremento de la demanda de aceite de oliva o frutos secos se sitúa entre un 2% y un 3% anual.

Existe otra particularidad de la Península Ibérica en comparación a la situación de otros países de la Unión Europea. Esta provoca que los costes operativos de cultivo se reduzcan permitiendo a los productores ser más competitivos. Esa misma particularidad incrementa el apetito inversor de estos fondos y la magnitud de las fincas existentes en España y Portugal.

Factores agronómicos

La Penísula Ibérica es una de las pocas regiones a nivel mundial con clima mediterráneo y con unas condiciones únicas para la producción de cultivos permanentes de alto valor, como el olivar, frutos secos, cítricos y viña, entre otros. Nuestras condiciones climáticas únicas permiten obtener producciones elevadas y de excelente calidad. Además, muchos productos entran en el mercado europeo de forma anticipada, en comparación con otros países, obteniendo mejores precios.

Mapa mundial de regiones con clima mediterráneo.
Figura 4. Mapa mundial de regiones con clima mediterráneo.

Otro factor para tener en cuenta es el rol fundamental del agua en la agricultura. Entre un 20% y un 25% de la superficie agrícola en el mundo es de regadío y produce alrededor del 50% de los alimentos. La Península Ibérica cuenta con más de 4M hectáreas de regadío que permiten maximizar las producciones e incrementar la rentabilidad de las inversiones.

Mapa de la Península Ibérica con el número de hectáreas de regadío por CCAA (CBRE Agribusiness; Iberian Market Report 2021).
Figura 5. Mapa de la Península Ibérica con el número de hectáreas de regadío por CCAA (CBRE Agribusiness; Iberian Market Report 2021).

Y, por si fuera poco, hay que añadir a la ecuación otra variable más como son las nuevas formas de producción altamente mecanizadas. Estas responden a la problemática de la disponibilidad de la mano de obra en el campo y permiten ser más sostenibles, eficientes y maximizan la optimización del uso de los recursos. Además, estos sistemas son considerablemente más rentables que otros sistemas de producción, reduciendo el periodo improductivo de las plantaciones y mejorando el payback de las inversiones.

Y, sumado a todo lo anterior, también estamos inmersos en un gran movimiento de producción ecológica. Según establece la nueva PAC, el 50% de la superficie agrícola de la UE debe situarse
dentro del marco de la producción ecológica de aquí al año 2030 y deberemos reducir un 50% el uso de pesticidas. Todo ello para garantizar que la producción agrícola conserva el medioambiente, la seguridad y la calidad alimentaria para poner al servicio de los consumidores productos ecológicos de alta calidad.

Máquinas cosechadoras en una plantación de olivar en seto (foto de archivo).
Figura 6. Máquinas cosechadoras en una plantación de olivar en seto (foto de archivo).

En contra de lo que tradicionalmente se puede llegar a pensar, y en contra de creencias populares, la agricultura intensiva no es necesariamente dañina para el medio ambiente. En la actualidad, se realizan diferentes estrategias para mejorar la sostenibilidad de los cultivos como utilizar cubiertas vegetales para evitar la erosión del suelo, mejorar su estructura, utilizar contenido en materia orgánica e incrementar la captación de CO2 atmosférico. Existe la evidencia científica de que la agricultura es capaz de actuar como sumideros de gases de efecto invernadero (GEI).  Esto supone una labor medioambiental adicional derivada de su actividad. El sector está presionando a la UE para que la agricultura pueda participar en el mercado regulado de derechos de emisión, obteniendo créditos por su importante labor medioambiental en la fijación de CO2 atmosférico que puedan, posteriormente, ser comprados por las empresas que emiten GEI.

¿Qué beneficios conlleva la introducción de estos fondos en la agricultura?

La entrada de fondos de inversión en el sector agroalimentario provoca una serie de beneficios sustanciales y muy significativos para el sector. En cuanto a la adquisición de tierras de cultivo, la entrada de fondos de inversión está permitiendo la rápida transformación del sector agrícola. Eso se da debido a que se requieren importantes cantidades de capital para promocionar su crecimiento y su modernización, mediante la investigación y el desarrollo de nuevas tecnologías (agricultura 4.0). Esto sin duda favorecerá el desarrollo rural y promocionará el empleo cualificado y fijo, en contraposición al estacional y poco cualificado que impera hoy en día.

La entrada de capital inversor en compañías agroalimentarias supone un pulmón financiero para muchas de ellas. Con la inyección de capital es posible acometer nuevas adquisiciones de tierras, llevar a cabo las mejoras pertinentes en las compañías, promover la expansión y entrar en nuevos mercados. Por otro lado, los fondos de inversión aportan profesionalización a las empresas, sobre todo aquellas que tienen un carácter más familiar, mejorando su estructura y metodología mediante la incorporación de talento directivo para potenciar el crecimiento.

Es importante remarcar que estos fondos de inversión tienen estrictas políticas en las que se busca ayudar a las compañías en su crecimiento de una forma sostenible, económica, social y medioambientalmente (ESG). Pondremos como ejemplo un fondo de pensiones de algún país escandinavo, o el tuyo mismo.

¿Estarías de acuerdo si se llevaran a cabo políticas de inversión que van en contra de tu ética y de tus propios valores?

Se pueden encontrar diferentes tipologías de fondos de inversión, los principales que están operando en la Península Ibérica son:

· Family Offices o fondos patrimonialistas que estaban operando anteriormente en Agribusiness o que aparecen en el panorama debido a las razones mencionadas anteriormente.

· Capital riesgo que buscan tierra y empresas agroalimentarias.

· Fondos de pensión y aseguradoras que buscan una rentabilidad fija sin exposición a la estacionalidad propia de la agricultura.

En definitiva, los fondos de inversión no solo son positivos para la agricultura y las empresas agroalimentarias, sino que también son necesarios para acometer las renovaciones necesarias en términos medioambientales, tecnológicos e, indudablemente, de rentabilidad.

Es probable que nos encontremos en un momento único para desinvertir en el ámbito agrario. Eso se deba a la intensa actividad que existe en el mercado, a que el valor de los activos está al alza y
al momento en el que vivimos.

Sin embargo, es crucial contar con el conocimiento del mercado y el expertise para realizar un proceso de venta competitivo, donde se consigan varias ofertas y se garantice a los propietarios obtener la máxima rentabilidad por sus activos. Contar con asesoramiento profesional para administrar los riegos, localizar a los inversores adecuados y, evaluar y negociar las propuestas más
altas junto a las que mejor se adapten a las características de la operación.

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