La economía circular en el universo del olivar
El sector oleícola es un claro ejemplo de economía circular, que demuestra una sostenibilidad medioambiental, económica y social.
En el vasto universo del olivar, se aplica a la perfección aquel sabio refrán español que reza: “Del cerdo se aprovecha hasta los andares”. Sin embargo, pocos reflexionan sobre la misma virtud que posee el olivo.
Mi nombre es Joaquín Morillo y tengo el privilegio de ocupar el cargo de Director General en Bioland Energy, una filial del Grupo Oleícola Jaén, dedicada a ser un punto de referencia en el sector del olivar, o como algunos lo llaman, una orujera.
Para entender el papel crucial que desempeñan las plantas de tratamiento de los subproductos del olivar, es imperativo situarse en el contexto del sector oleícola. Hoy en día, el aceite de oliva se produce en más de 64 países; y España lidera la producción con una media de 1,400,000 toneladas por campaña. Además, en términos de comercialización, también se posiciona a la vanguardia, alcanzando hasta 1,600,000 toneladas.
Sin embargo, es poco conocido, aunque debería ser de dominio público, que de una aceituna solo aproximadamente el 20% es convertido en aceite de oliva, mientras que el restante 80% se convierte en alpeorujo, un subproducto que debe ser procesado, aprovechado y eliminado de manera sostenible, tanto desde el punto de vista medioambiental como económico y social.
Durante una campaña de aceituna en España, que se extiende desde octubre hasta febrero, se generan en promedio unas 7,000,000 de toneladas de alpeorujo. Este subproducto se produce en un corto periodo de 4-5 meses, siendo el 60% de ello producido en tan solo dos meses: diciembre y enero.
Esto implica que la industria destinada a esta labor debe estar preparada para recibir más de 3,000 toneladas diarias, con una media de 140,000 toneladas de alpeorujo al año por cada orujera en España. Este proceso de aprovechamiento se debe realizar en un periodo de unos 10 meses como máximo, para permitir labores de mantenimiento y evitar la superposición de campañas, asegurando así una logística eficiente, un adecuado acopio y la calidad del producto. En resumen, se requiere una industria altamente madura para liderar la producción de aceite de oliva.
Todos los eslabones de la cadena del sector oleícola son imprescindibles; no podría haber aceite de oliva sin almazaras, pero tampoco se podría producir aceite de oliva sin las orujeras. En la actualidad, podemos afirmar que la ausencia de orujeras representa un problema medioambiental y una disrupción en el flujo del proceso del sector oleícola.
“Todos los eslabones de la cadena del sector oleícola son imprescindibles; no podría haber aceite de oliva sin almazaras, pero tampoco se podría producir aceite de oliva sin las orujeras”
Las orujeras de España, a partir del procesamiento de alpeorujo, generan unas 130,000 toneladas de aceite de orujo crudo, así como 1,800,000 toneladas de orujillo, excelente biomasa con un poder calorífico de unas 3,800 Kcal de uso industrial. Además, se producen unas 500,000 toneladas de hueso de aceituna para uso calorífico, tanto industrial como doméstico. El aceite de la categoría orujo de oliva está considerado como la segunda mejor grasa del mundo después del aceite de oliva, debido a sus compuestos de ácido oleico, carotenos y antioxidantes.
Las biomasas son una fuente de energía excelente, tanto para calderas de calefacción como para procesos industriales, y también se utilizan para la generación de energía eléctrica a través de turbinas de vapor. A diferencia de ciertas energías renovables, que dependen de condiciones climáticas, la biomasa es una fuente de energía renovable gestionable, que puede producirse y almacenarse según la demanda. Actualmente, la producción de energía eléctrica supera la demanda en algunos momentos, lo que ha llevado a que el precio de la energía se sitúe en cero euros en ciertos días.
Por ello, es crucial apostar aún más por la valorización de las biomasas, ya que son energías gestionables que no solo fomentan y cuidan las zonas rurales, sino que también contribuyen a la sostenibilidad medioambiental, económica y social.
“A diferencia de ciertas energías renovables, que dependen de condiciones climáticas, la biomasa es una fuente de energía renovable gestionable”
El sector oleícola está experimentando un aumento en la producción de aceite de oliva y sus subproductos. Países que hace unos años apenas producían, como Portugal, han visto un crecimiento exponencial en su producción. España también ha experimentado un aumento significativo. En estos tiempos, el olivar moderno está ganando terreno al olivar tradicional, con el olivar intensivo o súper intensivo ocupando más del 30% de la superficie y produciendo más del 45% de la aceituna. Por tanto, la industria, en su conjunto, y en particular las orujeras, deben estar preparadas para gestionar estos productos.
Existen alternativas a las plantas orujeras, como la elaboración de compost, el secado del alpeorujo al sol, la alimentación animal y la eliminación a través de insectos. Además, los biodigestores para la producción de Biometano son una opción cada vez más relevante. Todas estas aplicaciones, junto con otras posibles, complementan el proceso del alpeorujo. Sin embargo, toda la industria debe estar preparada para absorber la producción actual de alpeorujo y la que está por venir, con un probable aumento del 20% en los próximos años.
El sector oleícola es un claro ejemplo de economía circular, que demuestra una sostenibilidad medioambiental, económica y social.
