Agromillora impulsa la revolución de los leñosos desde Badajoz
El centro de la compañía en la localidad de Hernán Cortés produce cada año unos 20 millones de olivos y más de 4 millones de almendros.
Su labor innovadora persigue obtener las plantas más adecuadas a las necesidades del agricultor con la mayor calidad posible
La superficie de cultivos leñosos no deja de aumentar en la península ibérica, lo que obliga a depurar las técnicas de producción para obtener las mejores plantas en el menor tiempo posible. En esa dinámica trabaja el centro de Agromillora en la localidad de Hernán Cortés, en Badajoz.
Su responsable, Rubén Márquez, destaca que se trata de las mayores instalaciones de la compañía a nivel mundial, “dedicadas a la producción y comercialización de plantas de vivero de la máxima calidad genética y sanitaria”.
El material vegetal llega desde las instalaciones de Agromillora en Barcelona y se desarrolla hasta alcanzar tamaño comercial. Un equipo multidisciplinar se encarga en el centro de la clasificación, crecimiento, entutorado y expedición del producto finalizado para entregárselo al cliente.
Nuevos procesos
Las instalaciones llevan nueve años funcionando como centro de recrecimiento de planta, pero poco a poco se van incorporando nuevos procesos productivos, como el injertado de frutales. «Este año hemos injertado un millón de plantas de almendro”, recalca el responsable.
Entre otros, se desarrollan plantas de almendro autoenraizadas para secanos, pero también su producto estrella, plantas desarrolladas con patrones Rootpac 20, Rootpac R y Rootpac 40… todas ellas para modelos en alta densidad. Los portainjertos desarrollados por Agromillora responden a las necesidades de un sector en constante evolución hacia la eficacia y la intensificación de las plantaciones.
«Este año hemos injertado un millón de plantas de almendro”
14 Millones de plantas
Las instalaciones de la compañía en la localidad pacense tienen capacidad para albergar hasta 14 millones de plantas, que trasladadas al campo se convertirán en unas 7.000 hectáreas de cultivo. El centro suma 17 hectáreas de terreno, 12 de ellas bajo plástico, donde se generan las condiciones de temperatura y humedad óptimas que requiere cada planta.
El olivo y el almendro crecen en diferentes zonas de los invernaderos para poder dar a cada especie vegetal las condiciones climáticas necesarias. Un sistema de control climático regula la apertura y cierre del invernadero de forma automática para regular la humedad y temperatura, con la posibilidad de conectar el sistema de calefacción.
Este año el flujo de plantas por las instalaciones será de unos 20 millones de olivos, mientras que la cifra de almendros rondará los cuatro millones. Son cifras que se alcanzan mediante la rotación de todo el invernadero dos veces al año. “Tenemos dos ciclos de estaquillado al año”, confirma su responsable.
Condiciones de Aclimatación
El módulo BOl es donde se deposita la planta que llega a las instalaciones. Es la zona donde se dan las mejores condiciones de aclimatación. De allí pasan a la zona de tría, donde se realizan los trabajos de clasificación y preparación de la planta. “Diariamente realizamos los trabajos que va necesitando la planta: labores de poda, de eliminación de hierbas, clasificación por altura, rebrotes…”.
Con la labor de entutorado, por ejemplo, se pretende buscar un mejor crecimiento vertical de la planta y favorecer la entrada de luz y la aireación. Una de las principales características de las plantas de Agromillora es su uniformidad: “Trabajamos para que el producto llegue al cliente con la mayor uniformidad posible. De lo contrario, se corre el riesgo de un desarrollo heterogéneo de la plantación en el campo, creciendo unas plantas más que otras, generando problemas de manejo para el agricultor”, recalca Márquez.
“Trabajamos para que el producto llegue al cliente con la mayor uniformidad posible. De lo contrario, se corre el riesgo de un desarrollo heterogéneo de la plantación en el campo, creciendo unas plantas más que otras, generando problemas de manejo para el agricultor”
Trazabilidad
Otro de los pilares de su actividad es la seguridad y trazabilidad del producto. En las instalaciones conviven varios millones de plantas y, para evitar la mezcla varietal, “cada planta está identificada mediante una serie de códigos identificativos con toda la información sobre la variedad de la que se trata, qué tareas se han realizado, quién las ha realizado, portainjerto, etc. Con esto minimizamos cualquier riesgo de enfermedad o de cruce varietal”. De este modo, además de controlar la trazabilidad del proceso, se dan todas las garantías al cliente sobre el producto que ha comprado.
La singularidad de este mercado es la estacionalidad del producto, con picos de demanda muy elevados a los que hay que adaptarse. Las limitaciones, además del clima, tienen que ver con el tiempo de crecimiento de cada especie vegetal y cada variedad, y el reto es adaptarse para producirlas en el menor tiempo posible y con las máximas garantías sanitarias y de calidad.
Los problemas en el vivero son los mismos que se puede encontrar cualquier agricultor en el campo. Problemas de plagas, de enfermedades, de humedad, de riego. Es lo que marca el día a día de un equipo multidisciplinar que está en continua formación, en constante observación para conseguir el mejor producto final.
Innovación
El centro de Hernán Cortés también es un centro de investigación, innovación y desarrollo. En él se realizan ensayos con el objetivo de producir la mejor planta al menor coste posible.
Se busca innovar mediante sistemas de manejo de plantas para mejorar el desarrollo radicular, o se prueban nuevos sustratos para optimizar los crecimientos “para poder ofrecer la máxima calidad tanto genética como sanitaria”.
El equipo ensaya diferentes modelos, como el crecimiento en envases biodegradables, que permiten un óptimo desarrollo de la planta y que además contribuyen a eliminar el uso de plásticos, acción alineada con una creciente política medioambiental de la compañía.
Se trata de producir una planta que no genere residuos. Estamos desarrollando esta fórmula para garantizar que la planta se desarrolla con total normalidad y, si todo sale tan bien como parece, iremos al mercado con un producto diferente e innovador pero con las mismas garantías”, anuncia el responsable.
Los planes de desarrollo de la empresa pasan por seguir creciendo y desarrollando ideas. Dentro de esa política se han adquirido nuevos terrenos para seguir creciendo e incorporando nuevos procesos productivos en un horizonte prometedor.
“Desde Hernan Cortés seguiremos produciendo el mejor material vegetal para obtener las mejores plantas para nuestros agricultores”, señala.
“Con la reciente plantación de campo de pie madre, sacaremos el material vegetal que posteriormente pasará al centro de producción, consiguiendo con ello incorporar nuevos procesos productivos para seguir creciendo”, apunta.
Además, “una de las labores que ahora realizamos en otros centros y que en breve esperamos poder realizar en el centro pacense es el estaquillado de olivos”, recalca.
Una vez acabada la planta, se expide y se entrega al cliente. En numerosas ocasiones se realiza un acompañamiento al agricultor para ver si el producto está bien finalizado y para comprobar cómo se ha comportado en el campo.
“Nuestro equipo comercial, junto con un servicio de Customer Service, está en continuo contacto con clientes y distribuidores para recibir ese feedback y ver dónde podemos mejorar”, destaca Rubén Márquez respecto a un proceso de retroalimentación que resulta de gran ayuda para su labor.
De hecho, considera a su equipo el eslabón de una cadena “que tiene que ir bien engrasada y bien alineada”. Porque el acompañamiento incluye asesorar al agricultor para que haga una correcta preparación de suelo o para que plante cuando el tempero es óptimo.
Fuente: Revista Campo
